dinsdag 5 april 2011

El teatro posthumano: Mick Sarria y sus visiones (entrevista)

El Teatro Posthumano: Mick Sarria y sus visiones

Sabado 12 Diciembre 2009, Prensa Literaria

Mick Sarria aplica la técnica del teatro posthumano una mezcla variada de estilos.
LA PRENSA/U.MOLINA

Por Isidro Rodríguez

Las tendencias del teatro actual son una constante búsqueda y experimentaciones que surgen especialmente a partir de las vanguardias del teatro europeo y norteamericano. Esta tendencia está dirigida en un principio a la puesta en escena, pero en la actualidad se ha retomado al público, no como una parte pasiva dentro del espectáculo, sino como una forma jactante del mismo, una prueba de ello es el teatro de Darío Fo, premio Nobel de Literatura.

Lo más reciente en la creación teatral es el llamado teatro Posthumano, uno de sus cultivadores es el nicaragüense Mick Sarria que habla y reflexiona acerca de esta tendencia del arte drámatico.

¿Aborda el teatro Posthumano de dónde viene tan pronto esta propuesta teórica y estética?

Las agrupaciones teatrales con que trabajé, como el Teatro Molá y con las que trabajo ahora, como Dinosaurios Teatro y el Teatro Libre, no somos una agrupación secreta, pero sí trabajamos con criterios de intimidad y colectividad. No buscamos alardes ni propagandas, ni establecernos en alguna categoría, ni siquiera buscamos formar parte de los jerarcas de un circuito artístico. Sí Buscamos crear la síntesis del teatro posthumano.

Trae una propuesta de teatro posthumano, mientras mucho se dice que el arte, o más bien el teatro, esté en crisis. ¿Qué me dice?

Lo que está en crisis en este momento, y creo que las últimas digamos dos décadas, es la visión social y no solo hacia el teatro. En el teatro no hay crisis de ideas artísticas, sino de visión social. Pues se acostumbró a ver el teatro como un momento para consumir grandes dosis de panfletos, propagandas y mensajes y poco a poco se perdió la perspectiva seria de lo artístico.

En el Principito , Antoine de Saint dijo que ''lo esencial suele ser invisible para el ojo”. Ojalá esta crisis de visión social siga y no pare hasta reventar. Pues allí, en esa explosión se encontrará la respuesta.

Bueno, pero ¿Qué es el teatro posthumano?

Este trabajo se basa en dar a nuestro oficio el ‘yo’ más profundo, que se basa en ejercitar la conciencia de nuestra memoria corporal y mental como también en la conciencia emocional.

Se basa en la construcción del puente entre el impulso y la reflexión. Se basa, en hacer arte con una simplicidad comprometida y no un arte invadido de facilismo comercial.

En escena Mick Sarria en sus ejercicios de teatro posthumano.

LA PRENSA/CORTESÍA

Entonces, el teatro posthumano requiere de un profundo conocimiento y base conceptual, no solo de un conjunto de caprichos instintivos o bonitas decoraciones.

En la medida que lo conceptual, la idea, está clara, la puesta en escena podrá lograr el impacto que queremos entre lo artístico y lo social.

No tengo miedo de aventurarme en lo desconocido. No dudo de experimentar, pero sí de los resultados de dicha acción. Dudo de los conceptos artísticos al servicio de experimentos políticos y muecas demagógicas. Dudo del arte con conceptos desarrollistas que va a las comunidades como los médicos de turno o los iluminados. No tengo vocación de misionero. Todas estas cartitas de amor no me conquistan. Estoy convencido de que en la sociedad no necesitamos de políticos pensadores sino de pensamientos políticos en busca de una colectividad justa. Prefiero lo íntimo y comunitario y no la masa indefinida.

‘Posthumano’, esto suena cínico y dice que la sociedad a como va no funciona.

Claro que sí. ¿Acaso aquí no hubo guerras, miserables, millonarios, segregación urbana, rural y étnica? ¿Acaso no hay de esto hoy en día? Acaso no se practican todas las formas de tráficos habidos y por haber? No en el sentido político, pero en el sentido social, como nos tratamos en la vida cotidiana. El teatro posthumano ve más allá de las barreras del nacionalismo o el patriotismo. Entiende que la identidad es un asunto del ser, estar y hacer en cualquier parte del mundo. Busca construir personajes arquetípicos capaces de interpretarse en otras historias.


Pues algo de ellas les pertenece. Busca ir hasta lo más esencial de lo femenino y lo masculino. Pesa la historia no el personaje. Toma la memoria y la emoción como herramientas para construir en cada obra una síntesis testimonial de lo devastador que puede ser el ser humano frente a la red de vida, y digo ''ser devastador'' porque sí se puede ser de otra manera. La síntesis testimonial de lo posthumano impacta contra el ‘yo’ más profundo del director, del actor y del espectador. Después de este impacto con seguridad hay lluvias de respuestas.

Decía Artaud ''es el estado de mi cuerpo quien hará el juicio final”. Igual Grotoswky decía que ''el actuar es sacrificar lo que la mayoría de los hombres deciden ocultar'' y yo veo desde estas palabras el sentido y argumento que tiene el teatro posthumano. Pues entonces debemos asumir sin tapujos la imagen de lo que hemos hecho y hacemos y esto es el pie imprescindible para el teatro posthumano.

¿Cuáles han sido tus experiencias con el teatro posthumano?

En uno de los talleres de teatro que estamos haciendo con personas privadas de libertad discutimos y experimentamos atreves de sonidos, construcción de imágenes físicas a mentales y de mentales a físicas alrededor del tema ‘como el humano está presionando a la red de vida’. Citamos la teoría del policía en la cabeza del teórico teatral Augusto Boal, y concluimos con que más en el fondo del ser humano no solo hay un policía sino un dinosaurio. Recordamos el cuento del guatemalteco Augusto Monterosso que decía así: ''cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.'' Pues entonces está allí el humano primitivo poblado por el humano moderno que consume como caníbal. Pero quizás esto nos sugiera que es posible un nuevo comienzo, una reorientación. Recordemos que Artaud decía de que ''en lo más crudo y primitivo quizás se encuentre la respuesta”. Yo, por lo menos, estoy convencido de esto.

¿Cuándo podremos ver una obra del teatro posthumano?


Pues ya se ha presentado una obra mía basado en él, la cual se llamó Muerte Arriba que se ha presentado con el grupo Molá a partir del abril 2008 hasta el pasado febrero 2009. También está mi obra corta El pájaro negro, una obra para dos actores que se ha presentado el mes pasado en La Haya, Holanda. En mayo del 2010 se estrenará la obra La Juguetería, basada en la obra Antígona de Sófocles contextualizado a la historia nicaragüense con un fuerte énfasis en lo corporal y en la poética moderna y urbana.

La carcel: un laboratorio del teatro posthumano


La cárcel: un laboratorio del teatro posthumano


Sabado 27 Marzo 2010 - Prensa Literaria
Mick Sarria

“El silencio es el ruido más fuerte, quizá el más fuerte de todos los ruidos” - Miles Davis.

El Hombre y los Perros: Violencia y Costumbre

Cuando miré por internet la vulgar noticia de los perros que despedazaban al joven en Costa Rica me provocaron una serie de emociones y conflictos internos: ira, asco, morbo, vergüenza y culpabilidad.

En medio de estos conflictos busqué la serenidad para poder entender lo que estaba sintiendo, y lo que asumo como artista, sin tener que defenderme ante los hechos y dimensionarlo de una manera inteligente. Encontré el secreto que hace parir a nuestra parte más humana: “¡Dejarme de asumir como víctima”. Me encontré con un llamado desde mi yo interior, y claramente me sonó, muy en lo profundo, la palabra “Equilibrio”. Pero ya que es tan abstracta, más bien me exasperó, al igual que la idea de lo bestial que fue la persona que se dispuso a filmar aquellas escenas de terror y hambre animal. Entre el hombre y los perros, entre la violencia que se ha convertido en costumbre, tiene algo el teatro que hacer y decir...

Volvió sonar la palabra Equilibrio pero esta vez acompañada de mis viejas amigas las lágrimas, que nunca me fallan en momentos como éstos. Momentos de necesidad de purificarme y sacar y poner dónde deben de estar las descargas emocionales. Porque el teatro se nutre de las emociones humanas. En pocas palabras me encontré ante un momento de catarsis provocado por un hecho nacido desde la crueldad humana.

También el teatro trabaja con la crueldad: Medea asesinando a sus hijos , Otelo matando por celos, siendo su máxima expresión el teatro de la crueldad de Artaud, que en las escenas de crímenes pringaba con sangre a los espectadores.

Entonces, ¿qué elementos de analogía podemos encontrar entre los perros rabiosos que devoran a un humano y entre un humano que devora lo humano? Si el ser humano es capaz de devorarse a sí mismo, significa que es un suicida crónico, pero no llega hasta aquí, pues sentencia a formar parte de su tragedia a otras especies que nada tienen que ver con las decisiones que estamos tomando. ¿Cómo el teatro, desde lo gestual, puede ignorar esta mueca en la máscara trágica en el ser humano? El ritual trágico de empeñarse cada día en convertir al planeta en un campo de exterminio y de seguir creyendo en infiernos medievales y samaritanos modernos.

Una acción inteligente es el producto del buen equilibrio entre la razón y la emoción. Encontrar este equilibrio podría parecer muy fácil pero posiblemente sea la actitud más difícil de lograr, que solo se logrará viviéndola como una actitud de necesidad urgente. Solo así podremos cambiar de dirección el rumbo que lleva nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos y el planeta. Y una manera de relación es el diálogo que se establece entre el actor y el espectador; donde el primero hace una escritura escénica, que descodifica de forma personal el espectador.

En nuestra sociedad su sistema de poder está basado en “el abuso y la exclusión”, luego la violencia como síntesis de estos dos elementos que componen este sistema. El abuso y la exclusión no son solo un asunto de lucha de clases, ideológica o económica, es sobre todo un problema de coherencia frente a lo que pensamos, hablamos y hacemos.

Pues es por todos sabido que la violencia no solo es un problema de los ciudadanos que carecen de recursos económicos y que a diario son expuestos a espectáculos vulgares en noticieros nacionales, sino también de aquellos que gozan del más alto status social. Aunque es bueno aclarar que nuestro teatro, se ha apartado de esta temática y se ha acomodado a otros intereses que no tocan lo medular de la problemática social, especialmente de los valores humanos, y que es uno de los objetivos del teatro Posthumano.

Es necesario actuar y reflexionar, especialmente hoy día del teatro, sobre cómo hemos interiorizado la violencia, y por ende, legitimado la exclusión y el abuso que impone el sistema, particularmente lo político-judicial. ¿Cómo encontrar, a través del teatro, los elementos y los mecanismos que fortalezcan nuestra libertad?

Es necesario repensar el papel que juega el artista del teatro frente a este contexto violento, pues no solo se trata de divertir, sino más bien de colaborar en la construcción una conciencia más crítica y un cambio de actitud.

Nuestras obras deben de estimular nuestra sensibilidad y con ello contribuir a un nuevo pensamiento crítico, que reflexione y enrumbe la dirección que debemos tomar como artistas y como sociedad. Es por eso que el teatro posthumano explora otras posibilidades estéticas.

Haciendo teatro posthumano con los condenados

Desde el año pasado hemos iniciado nuestro taller de teatro en la cárcel, y no por lo exótico que podría sonar el hacer teatro con presos, sino más bien porque aquí identificamos una comunidad particularmente condenada y resentida, que nos permitió un laboratorio de teatro posthumano.

En las calles de nuestro mundo urbano, andamos personas que vivimos nuestra vida mucho más prisionera que muchos de los que están en una cárcel convencional.

Si la cárcel es vista como el infierno, la calle podría ser vista como el purgatorio de Dante, como la sala de espera para el juicio final, salvo que en un infierno llamado cárcel ya no hay jueces sociales ni dedos que señalan culpas ajenas; sino una comunidad privados de libertad, que a través de lo gestual y corporal del teatro construye una conciencia emocional y afectiva, en busca del sueño de recobrar valores humanos.

Aquí se tomó muy en serio el valor educativo del teatro, al aplicar el ejercicio de desprender la violencia como un actitud y actividad rectora en la conducta de los presos; y reconstruir una actitud humanística, que les permita tener más conciencia de quiénes para reivindicar un nuevo sentido de ser humano y en sus vidas ser otros.

Estamos volviendo a aprender a gritar, a tocarnos, a mirar, a escuchar, a hablar. Esto no solo como parte del entrenamiento actoral sino también como elementos claves para la construcción del proceso que nos proponemos.

En el taller de teatro Posthumano, se parte de que cada uno de nosotros nos acostumbramos a tener roles de víctimas y victimarios, que ambos roles poseen elementos de poder: con ambos se puede manipular y conseguir lo que uno quiere. Se estudia cada sentimiento que posiblemente poseen la víctima y el victimario, y cuál es la causalidad de su actitud. Al final se tiene conciencia de las emociones, y conocerlas en toda su profundidad emotiva; cuando se ha tenido que llorar se llora, es parte del proceso expresivo y creativo.

En el taller tomamos lo literal, el realismo y la fábula como ejercicios para lograr una interpretación del conflicto hecho metáfora.

Dado el contexto que vivimos, veo necesario esta reflexión alrededor del papel del artista de teatro, frente a la creencia de que el teatro no tiene nada que decir en los tiempos postmodernos, aun cuando existe la amenaza de que hoy el amanecer vuelve a ser una tentación.

Reflexiones para los Dramas

Reflexiones para los Dramas
  • “La tierra no conoce los caminos por los que a diario anda.Y más bien esos caminos son la conciencia de la tierra”. Alfonso Cortés

Foto: LA PRENSA/ Cortesia

Sabado 2 Abril 2011 - Prensa Literaria

Por Mick Sarria

Cuando el alma del público ha reventado, se ha expandido en manifestaciones sensoriales y emotivas, es señal de que el actor como fin preciso y síntesis dramática ha convertido el espacio de creación en un circulo rítmico y caótico del cosmo.

Muchas veces como actores nos enfrentamos al eterno conflicto entre técnica y necesidad emocional. ¿Cómo tocar la esencia y el contenido de la memoria colectiva? ¿Cómo aprender a ser constructores del ahora escénico? Debemos, como actores, escuchar la voz de nuestro cuerpo, escuchar la historia de nuestro cuerpo. Escuchar de dónde viene y hacia dónde quiere ir el impulso que nace de algún rincón de nuestro ser, el cual se dispone a dar un recorrido por el espacio de creación.

¿Por qué este impulso da este recorrido, este movimiento por el espacio? ¿Qué ha sucedido, qué nos ha sucedido, qué nos cuenta nuestra memoria afectiva? ¿Qué rincón de nuestro cuerpo “recuerda” un abuso, una injusticia, o una profunda alegría que nuestra memoria mental aún no termina de reconocer o registrar? Son estos “recuerdos corporales” los que nos dan el motivo para hacer de este impulso una interpretación en el espacio de creación.

Aparece el momento de encontrarnos con nuestra historia corporal, de encontrarnos con la conciencia de nuestra naturaleza, con el espacio y con la sinceridad de actuar. Un actor es sincero cuando decide expandir su “intensidad íntima” convirtiéndola en una caótica forma de construir conocimiento entre él y el espectador. El resultado: una actuación sincera.

El actor debe despejarse de saturaciones morales ya que esto es sinónimo de ceguera y sordera. La saturación moral estanca la sensibilidad sensorial del actor, le quita oxígeno a la necesidad emocional. En vez de presentar un personaje más, siendo ya un actor en la sociedad, el actor debería presentar un “ser”. Para eso no hay necesidad de aprender a actuar, sino aprender a “ser”.

Es necesario que el actor y el “vacío” se encuentren, se enfrenten. Es en este punto donde el actor debe construir la verdadera armonía entre técnica y necesidad emocional. Dado este encuentro la sensibilidad sensorial y emocional del actor se hace evidente en su fuerza oculta, baja o alta, pero ambas con intensidad. Esto lo llevará a la construcción de un efecto estético único. Por ende el recorrido del actor por el espacio de creación debe ser diseñado y reflexionado, él debe hacer un trabajo de asimilación tomando como referente una unidad a seguir que puede expandirse o minimizarse, contrastarse o repetirse pero jamás saldrá de la armonía y el equilibrio de la acción creativa y escénica.

Antes de llegar al texto la dramaturgia ya existía. Para poder construir una dramaturgia del cuerpo el actor debe aprender a sentir las imágenes, ver el ruido y el sonido, escuchar lo que lo envuelve, dándole una interpretación y énfasis con su cuerpo ya que es el cuerpo del actor el mayor resonador del espectáculo. Además, el trabajo del actor debe ir más allá de límites políticos y geográficos ya que antropológicamente el trabajo del actor puede reencontrar en este contexto del humano moderno, elementos espirituales olvidados de mundos ancestrales.

La esencia del ser del teatro es el actor, él le da vida junto con el personaje a la escena misma. El personaje dramático es un personaje vivo, vivo en la carne del actor. Un actor que sin dejar de ser él, se convierte en otro, que desde el escenario conmueve al espectador. La actuación es como un viento de violines, de dolores, de amores, de risas o llantos, que toca la sensibilidad emotiva del espectador, pero que sobre todo lo hace pensar, reaccionar. No hagamos un teatro vestido de luces y decorados bonitos, no despreciemos al público con jarabes escénicos. Levantemos la bandera del Teatro desde la isla de la fantasía, desde la magia en llama encendida, unamos fantasía a magia para imaginar, para crear, para proponer que el hombre se puede reconstruir, que existe otra forma de ver el mundo y la vida, que aún nos queda la esperanza.

El actor no es un monumento expuesto para la diversión estéril de memorias públicas.

El actor no es un personaje gracioso que dicta discursos complacientes.

El actor es desde su dramaturgia, desde su partitura de acciones, el constructor del ahora escénico.

Teatro Entre Rejas - Articulo La Prensa

Teatro entre rejas

Un teatro más humano que busca la convivencia con los sectores marginales es la propuesta de Sarría. LA PRENSA/ CORTESÍA.

Sabado 12 Marzo 2011 - Prensa Literaria

Por Isidro Rodríguez Silva

Doce actores y su maestro ensayan una puesta en escena; realizan ejercicios corporales y gestuales. Construyen imágenes usando el cuerpo; se desplazan en el hacinado espacio y hablan con las manos, muestran sentimientos encontrados con las miradas; se buscan, armonizan sus emociones, crean una atmósfera donde van surgiendo los personajes, hechos de sus recuerdos, de lo vivido, y ahora actuado. No son actores en un escenario teatral, ni de un grupo de teatro. Son actores que cumplen una condena. Ellos hacen un teatro entre rejas.

El Sistema Penitenciario de Matagalpa es el escenario de estos privados de libertad. Construido en 1983, alberga más de 700 presos; bajo un régimen de un sistema de privilegio progresivo, es decir un proceso de reeducación y formación personal, con una actitud abierta a la educación integral, partiendo del concepto pedagógico que sólo la educación transforma al individuo.

Mick Sarría, el joven actor y director de teatro que encontró en las cárceles un estímulo para crear. LA PRENSA/ CORTESÍA.

El penitenciario cuenta con un grupo de mariachi, danza, educación primaria y secundaria; y desde hace dos años, con un grupo de teatro, bajo la dirección de Mick Sarría. Partiendo de su concepto de teatro Posthumano, es decir un teatro que plantea el cambio personal y de conducta a partir de él mismo, combinada con la magia teatral, que es emotiva y reflexiva.

¿Para qué sirve el teatro en la cárcel? ¿Para algo, para todo o para nada? En principio es una actividad de constante entrenamiento en la construcción de lo humano, que es la base —según Mick Sarría— del teatro Posthumano. No olvidemos que la cárcel sigue siendo una institución que debe interrogar a la sociedad en su conjunto sobre su propio sistema de convivencia.

Privados de libertad durante los ensayos de teatro y algunas puestas en escena que se realizan bajo la dirección de Mick Sarría. LA PRENSA/ CORTESÍA.

Es igual ensayar la actuación en la construcción de un personaje con actores que hacen teatro y los privados de libertad. Claro que no afirma contundente, Mick Sarría. “La diferencia —nos dice— es que el director tiene que funcionar como un pedagogo teatral. Me interesa la calidad estética de la puesta en escena, pero también tiene igual importancia la calidad humana que voy a producir a través del teatro. Se dan cuenta que aún si cometieron delitos en la calle, también tendrán una toma de conciencia que son personas creativas. Dejan el rol de prisionero para asumir el rol de actor en la escena. Esto en la búsqueda de espacios interiores de libertad, que nos permite establecer puentes de confianza entre ellos mismos, acentuando la interacción, la tolerancia, el respeto y la colectividad, en un proyecto común que es hacer teatro”.

Pizote, de facciones fuertes, quien hace el personaje principal en la obra, exterioriza: “Al comienzo éramos 25, hoy sólo somos 12. Entré como muchos de ellos, pensaba que era mejor estar haciendo teatro que estar encerrado en la celda. Después me di cuenta que estaba equivocado, que soy capaz de crear cosas, de tener un objetivo, como el de hacer teatro. Me ha permitido descubrir mis fortalezas y explotarlas, siento que no soy el mismo, que tengo la oportunidad de hacer algo bueno, como bueno fue sacar mi bachillerato aquí en la cárcel. Antes me decía, un delincuente estudiando, ahora me río y me digo a mí mismo, ahora estoy practicando teatro”.

El Gato, que también tiene gran influencia en el grupo, destaca que al hacer teatro le permite ver: “Como actúo, qué hago y cómo lo hago. Mi sueño es que la cárcel fuese más que un lugar de castigo, un lugar donde uno pueda aprender y hacer lo que no hizo afuera, pero sobre todo darle sentido a nuestras vidas aquí adentro, donde el tiempo es lento y pesado. Una cosa importante, y que me gusta mucho, es que siempre me he sentido marginado, ahora con el teatro me siento más integrado, no sólo con los que actuamos, sino también con quienes nos miran”.

LA PRENSA/ CORTESÍA.

En otros países como Chile, Méjico, Italia y España se ha dado esta experiencia. El grupo “Alcalá Meco” en Madrid está integrado por mujeres privadas de libertad. La obra Mal bajío, escenas de una cárcel de mujeres, escrita por la propia Elena Cánovas, quien dirige el grupo, ganó el premio Calderón de la Barca del Ministerio de Cultura en 1990 y agotó las localidades en el teatro. Desde entonces han hecho varias giras. El grupo ha viajado incluso al extranjero: en 2001 fueron a Berlín para participar en el III Encuentro Europeo de Teatro y Prisión. En Nicaragua el grupo Dinosaurios es la primera experiencia de un hecho teatral escenificado con privados de libertad, y LLECA lo ve más allá. No como una simple experiencia anecdótica, sino como un proceso permanente de formación teatral, estableciendo realmente el teatro en la cárcel.

Un teatro entre rejas, con una adecuada metodología de participación en el ámbito penitenciario no sólo permite un cambio en el privado de libertad, sino también un pensamiento crítico que no sólo lo prepare mejor para la reinserción social, sino también una reflexión humana para la sociedad misma; donde el teatro puede echar por tierra el estigma social que los presos no tienen oportunidad de llegar a cambiar. El teatro por trabajar con el cuerpo y los sentimientos es un medio ideal para este cambio, a como afirma Mick Sarría en este hermoso proceso de reconstruir lo humano: “El teatro Posthumano no es usar el teatro, sino recobrar el teatro como parte de la esencia misma del espíritu; saber descubrir mi interior y exteriorizar lo que soy, pero sobre todo lo que puedo lograr ser”.

LA PRENSA/ CORTESÍA.

woensdag 26 augustus 2009

Expo en Venivé León!

Hola todos y todas,

aquí mis obras en exposición en el Venivé en León, Nicaragua.













Saludes,
Mick

dinsdag 26 mei 2009

Articulo La Prensa: Libertad o Compromiso?

Aquí un artículo que me publicaron en el suplemento Literaria de La Prensa, Nicaragua el 16 de Mayo.

¿Libertad o Compromiso?

MICK SARRIA*

El arte teatral no es vocero ni emisario de ninguna tendencia política ni ideológica, eso sería reducirlo a un rol de simple lente de aumento de palabras e ideas. El arte teatral no es vocero de mensajes evangelizadores, va más allá de lo evidente y lo aparente, muestra, no necesariamente demuestra, aprende de las ocultas contradicciones y conflictos de la sociedad.

Pero hay quienes hacen de este arte jarabes dramáticos, pomadas teatrales. Hacen un teatro precocinado, sopa Maruchan de actuación, que ofrecen a los mejores mercados. Después sólo le ponen la marca registrada: esta obra es sobre la violencia familiar y esta otra, el tema es el sida.

Hay actores que se los comió el personaje, se los tragó, se los chupó. En lugar de que el actor se meta debajo de la piel del personaje, el personaje se les metió no sólo debajo de la piel, sino hasta la propia médula del hueso. Llámese eternamente Peladilla o cándida Dorita. En qué calles se abandonaron los ideales, en qué basureros se perdieron los sueños.

Es que los teatristas, como dirían unos; o teatreros, como dirían otros, nos hemos encerrado en nuestra propias fortalezas, donde pensamos que el teatro es la alquimia de convertir el hierro en oro. Encerrados en la fortaleza de nuestro yo, como sonatinas esperando un príncipe azul... mientras el arte dramático: ¡bien, gracias!

Existen grupos, pero no movimiento teatral; porque un movimiento teatral es un conjunto de grupos que desde la diversidad escénica, que desde diferentes ángulos propone, sustenta, inventa, crea el artificio, sigue por diferentes caminos hacia una misma meta: la de sustentar un teatro nacional, con temas y estéticas propias.

Debemos de poner el dedo en la llaga; hacer un alto; reunirnos y unirnos. Buscar, pensar, meditar en lo que estamos haciendo, en lo que podemos ser y hacer. Por que sé que hay riqueza en cada artista de teatro, riqueza que se manifiesta en el acto de crear, de imaginar, de soñar. Un llamado a fortalecer nuestro teatro, a construirlo a diario, desde la actuación, desde los personajes, desde la realidad escénica, hacia un público que espera todo de nosotros, un público para el que trabajamos y es nuestro ideal de ser.

Porque el teatro en la construcción de libertades, aprende de la subjetividad y la inteligencia colectiva, no solamente del intelectualismo personal. El arte teatral descubre los movimientos que contienen en sí mismo. Cuenta la historia mostrándola con su propia interpretación, a través de la imagen corporal y de lo emocional. Cuerpo y emoción son íntimas aliadas del arte teatral. Busca siempre la construcción de la cuarta verdad hay en la realidad y en arte mismo de interpretar, cuya verdad el director la vuelve suya; una verdad que del actor se desplaza al espectador. ¡Una verdad que nos lleva a la libertad!

*Mick Sarria es un joven director nicaragüense, actor y fundador del grupo MOLA de la ciudad de Matagalpa. Su más reciente montaje es Muerte Arriba, y en su destacada labor como actor y director ha realizado presentaciones y talleres en diferentes países europeos y latinoamericanos.

donderdag 12 februari 2009

Comentarios con Sergio Simpson

hola sergio .estoy deacuerdo con tu opinion , PERO :creo que mucho se ha venido hablando de heroes y martires , de combatientes historicos , de contrarevolucionarios , de izquierdosos y derechosos . veo el contexto y me convenso que lo que existe es una enorme gritadera entre gueguenses , intelectuales oligarcas de izquierdaS, mercenarios de proyectos , de pusilanimes en marchas tontas que no mueven nada , de emisarios tira piedras , de gerarcas del arte nacional y por supuesto los izquierdosos de cuartel.
aplaudo fuertemente a quienes nos hemos decidido por no ser parte del circo democratico que defienden los gritones aya arriba , en su mayoria jovenes , putas , cochones , pandilleros , negros , chatarreros . aqui este otro submundo nica del que te hablo y a cual pertenesco realmente no necesitan de cabezas pensadoras , ni de lenguas pesadas por sus discursos .podras tacharnos de los marginados ,, y es verdad somos los marginados ,, hacemos arte marginal , comemos como marginados , vestimos como marginados , sentimos como marginados y pensamos como marginados y es tan asi que por esta razon no nos convencen los discursos de partidos y mal llamados movimientos de cuatro gatos , sabemos muy bien que todos estos le rezan al mismo santo . que el origen del conflicto no es de vision , ni ideologica ( que terrible la palabra ideologica ) es mas bien un conflicto de poder ,, el santo , sonado ambicioso PODER .
sabemos que el PODER en nicaragua y muchos regiones del mundo es un concepto mal entendido y mal usado ,, pero el poder no tiene nada de peligro mas bien los peligrosos son los PODEROSOS.yo de forma muy solidaria les recomiendo a todos lo que pasaron por la experiencia de la lucha para derrocar a la dictadura que salga de esa DEPRESION , que se atiendan , los 70 y 80 terminaron , que es natural que despues de una nefasta guerra la cual tambien me tocó vivir , venga este caos ,, pero las aguas tambien se asientan . seguir escuchando la tumba del guerrillero o bailando aquella indita ya no nos resuelve nada , pasó ese euforia exotica . esto en el submundo de los marginales no es espejo de la identidad es solamente olor a folklorerio y mestizaje .hay que construir las herramientas que nos lleven a ese nuevo paso , lo ideal seria terminar en verdad con la moda del discurso meloso , con las quejas y los llantos , con el dime que te dire .hacer que nicaragua dé el siguiente paso , es aprender a no seguir cayendo en bocas de dinosaurios modernos .
recordemos a augusto monterroso :
Cuando él se desperto , el Dinosaurio todavia seguia alli.